En los años 80-90 los clubs, bares y discotecas estaban en auge gracias a la música house. Diez mil adolescentes disfrutaron y se perdieron fin de semana tras fin de semana. Buscando un escape de la molestia cotidiana con beats beats. Los periódicos se interesaban por las drogas, la violencia, el malestar de los vecinos. Para ellos y para mucha gente era la gomorra. Bélgica, con sólo 300.000 kilómetros cuadrados, contenía una densa red de clubes legendarios con deejays internacionales. A Bélgica llegaba gente de toda Europa. Cherry moon, Illusion, Carat, Extreme, La rocca, Boccaccio, Fuse, Balmoral, Lagoa y muchos otros. Hoy la tierra del baile está en declive. Las imágenes de este libro documentan los bailes, lugares donde se puede ir de discotecas sólo los fines de semana por la noche. Documentan el paisaje y la integración urbana, los estilos de construcción, el misterio.